Sinopsis oficial
Marlo, madre de tres hijos, el último un recién nacido, recibe un inesperado regalo de parte de su hermano una niñera para las noches. Al principio le parece una extravagancia, pero Marlo acaba teniendo una relación única con Tully, una joven niñera amable, sorprendente y, en ocasiones, difícil.
La crítica -
Por J.M.S.
Los aficionados al cine independiente estadounidense recordarán Juno (2007), una comedia vitalista que consiguió el Óscar al mejor guión por la frescura de su argumento. Pues bien, los artífices de esa película, el director Jason Reitman y la guionista Diablo Cody, vuelven a colaborar juntos en Tully, tras un trabajo común que pasó más desapercibido como fue Young Adult.
Con gran originalidad, Tully nos presenta la historia de Marlo, una madre de tres hijos, el último un recién nacido, a quien su hermano, preocupado por la sobrecarga de trabajo que tiene, le hace un regalo singular: una niñera para las noches. Aunque al principio se niega a aceptarlo, pronto la joven Tully establece una relación especial con ella, mientras se manifiesta como una presencia tan agradable como reparadora.
En Tully, desde la primera secuencia, donde vemos situaciones cotidianas muy verídicas que se dan en el seno de una familia con niños pequeños, se vislumbra que hay un poso autobiográfico, y así es. Diablo Cody, tras dar a luz a su tercer hijo, optó por contratar a una niñera nocturna para descansar. A partir de esta historia sobre la depresión postparto indaga en temas de calado como los sueños de juventud defraudados, el deseo de formar una familia o el reto que supone la educación y la atención personalizada de cada niño. Pero es optimista, porque, al final, en el tema de compartir tareas del hogar lo fundamental es el amor que sienten los cónyuges el uno por el otro y su vocación de hacer más placentera la vida del ser querido.
Pero Tully no es una “telemovie” de sobremesa apta todo tipo de públicos, de ahí que todo esté planteado de un modo sorprendente, con giros argumentales y alguna situación desconcertante, sin olvidar un lenguaje procaz, muy habitual en los diálogos de Cody.