La crítica -
Por J.M.S.
Desde que John Krasinski leyó este relato, de Bryan Woods & Scott Becky, quedó fascinado por este thriller de terror, de ahí que se atreviera a dar el triple salto mortal en este proyecto cinematográfico de tinte apocalíptico: donde es productor, actor y director. Su implicación llega a tal punto que la protagonista del film es su esposa en la vida real, la versátil y famosa actriz británica Emily Blunt ( La chica del tren). Una elección acertadísima porque Emily resulta muy verosímil en su faceta de “mama increíble”, debido a que ofrece la imagen de una mujer valiente, con una gran fuerza interior. .
Porque ahí radica una de las cualidades de este film: irremediablemente todos los miembros la familia Abbot despiertan una gran empatía. Pero lo que desmarca a Un lugar tranquilo de los films de terror convencionales es que posee una profundidad y una serie de valores humanos que no suelen encontrarse en éstos. Eso no implica que la película descuide sus aspectos técnicos y formales; hay momentos realmente estremecedores propiciados, precisamente, por esa lucha soterrada entre el sonido y el silencio, donde el amor y el valor es capaz de ganar el pulso al miedo.
A pesar de su manifiesta calidad, la película reposa en tan solo cuatro personajes, así Krasinski y Blunt están acompañados en pantalla por dos actores de poca edad que no desentonan en absoluto, a Noah Jupe lo vimos estas Navidades en Wonder y a Millicent Simmonds en El museo de las maravillas. Merece la pena detenerse en esta actriz adolescente, que es sorda, y que recurrió a su experiencia personal para encarnar el papel de Regan, una adolescente con importantes diferencias con su progenitor, como suele ocurrir a esas edades en la vida real.