Sinopsis oficial
En el año 2045, el mundo real es un lugar hostil. Wade Watts sólo se siente vivo de verdad cuando escapa al OASIS, un universo virtual inmersivo al que la humanidad dedica gran parte de su tiempo. En el OASIS puedes ir a cualquier parte, hacer cualquier cosa, convertirte en lo que quieras: los únicos límites son tu propia imaginación. El brillante y excéntrico James Halliday creó el OASIS y dejó su inmensa fortuna y el control total del Oasis al ganador de un concurso de tres partes que diseñó con el fin de encontrar un digno heredero. Cuando Wade supera la primera prueba de la búsqueda del tesoro que transforma la realidad, él y sus amigos, también conocidos como los High Five, se internan en un universo fantástico repleto de revelaciones y peligros para salvar el OASIS.
La crítica -
Por J.M.S.
Esta adaptación libre a la gran pantalla, de la novela homónima de Ernest Cline, posee más calidad que la obra original, algo que no suele ser habitual en la relación entre literatura y cine.
La película se mueve en dos universos paralelos: la realidad distópica y la ficción virtual. En la primera el protagonista, un joven huérfano, es un auténtico “pringao” mientras que en el universo de Oasis es Parzival, un joven capaz de cualquier gesta. Y, precisamente, es en esta segunda donde la historia es verdaderamente atractiva y visualmente apabullante porque, debido a que el creador de Oasis, James Halliday, vivió su juventud en los años 80, el largometraje está repleto de referencias a títulos y personajes destacados de esa época desde clásicos de animación como El gigante de hierro hasta otros de terror como Chucky, el muñeco diabólico o El resplandor, que deparan momentos realmente irrepetibles. Rizando más el rizo, como Cline era un verdadero forofo de Spielberg, también en el propio film hay referencias a películas memorables de esos años del cineasta.
Si la cinta funciona de maravilla en la parte del videojuego, parcela resuelta de forma magistral en cuanto a su animación digital, es más convencional en esa visión distópica del mundo y también de su malvado, Nolan Sorrento, que realmente es un villano estereotipado con poca entidad.
Como suele ser usual en las películas de Spielberg, Ready Player One encierra mensajes subliminales aplicables al mundo de hoy como la necesidad de no dejar de lado las relaciones personales a favor de las virtuales o de luchar por los sueños y no conformarse con una realidad gris.