El Cid: "Fui capaz de subir al tren a base de darlo todo"

Jorge Cancho
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Tras dos décadas de alternativa, la de 2019 será su última temporada. En todo este tiempo ha abierto cuatro Puertas del Príncipe, otras dos en Madrid y, lo que es más difícil, se ha sabido ganar el cariño de los aficionados con su verdad y honradez

El Cid: "Fui capaz de subir al tren a base de darlo todo" - Foto: Eva Garrido

Última año antes de su retirada. ¿Se le han hecho largos estos 20 temporadas?
El tiempo se te hace largo o corto según como transcurran las cosas, de ahí que algún año se ha pasado volando y otros han costado más trabajo en acabar porque las cosas no rodaban como yo quería. Pero, en conjunto, no se me han hecho largas estas dos décadas, al contrario, los buenos momentos han sido muchos más y más fuertes que los malos. No voy a decir que 20 años no son nada, eso lo dejo para el tango, pero se me han pasado rapiditos.

 

Sevilla, Madrid y Victorino, tres palabras que han marcado su carrera
Dos plazas y una ganadería que han marcado un antes y un después en mi vida profesional. La Maestranza y Las Ventas son mis buques insignia, donde me he formado y crecido como torero. Y Victorino ha sido la ganadería que me permitió entrar en las ferias importantes para triunfar con sus toros. 

 

Cuatro Puertas del Príncipe en una Maestranza en la que inicialmente le costó entrar... 
Es cierto, tardé cinco o seis años en entrar allí como novillero, pues mi primer paseíllo se pospuso hasta mi última temporada antes de la alternativa. Luego, el idilio fue surgiendo, pues cada vez que iba cortaba orejas o estaba bien, de ahí esas cuatro Puertas del Príncipe, algo que no puede decir todo el mundo. Como tampoco todo el mundo puede presumir de haber sido profeta en su tierra, lo que resulta realmente difícil de lograr.

 

Las Ventas tampoco se le ha dado nada mal
Independientemente de las dos puertas grandes que he logrado allí y de ser el triunfador de San Isidro en otras dos ediciones, tengo que reconocer que Madrid ha sido mi plaza, la que me lanzó y me arropó cuando estaba empezando y no era aún nadie. Por eso jamás he hecho un feo al aficionado venteño y cada vez que me han dicho de ir, allí me he presentado con la buena, con la regular o con la mala. Creo que siempre he matado corridas que han sido del gusto del público de Madrid.

 

Fue allí donde tomó la alternativa e imagino que con lo que había pasado de novillero, intuía la dureza
Desde luego. Anduve cinco años por Madrid a la aventura, toreando por el Valle del Tiétar, pasándolas canutas, pues más que novilladas eran auténticas corridas. Aquello me curtió como persona y como torero. Ese mundo no era el soñado, el de la gloria, el de estar en todas las ferias buenas, el de andar bien económicamente, etc... Luego con los años te das cuenta de que lograrlo es muy complicado, que has de ir ganándotelo poco a poco y tener la suerte de que te salgan las cosas. Yo he visto el río desde las dos orillas, no empecé toreando 80 corridas, ni soy niño de... ni nada de eso. Me he tenido que labrar mi carrera paso a paso, con mucho esfuerzo, sangre y lágrimas. Luego es verdad que pude cruzar ese río y llegar a la otra orilla, el cauce es el mismo, pero la visión no es igual. Por eso hay que dar la importancia justa a todos los que me ayudaron en esos inicios y me facilitaron las cosas hasta que pude cambiar de orilla.
 

¿Se siente un privilegiado?
Evidentemente, sí. No hay que olvidar que he cumplido la inmensa mayoría de mis sueños: tomar la alternativa en un sitio importante, compartir cartel con los mejores, llegar a ser figura, entrar en todas las ferias grandes... Afortunadamente, todo ello lo he conseguido, por eso me siento un elegido. He sido un tío con suerte en esta vida, pero para ello, como me decía el maestro Antoñete, tienes que saber estar colocado en el sitio debido. Para que la suerte te sonría has de estar preparado, mentalizado, vivir en torero, aprovechar la oportunidad, etc. Esa es la suerte, lo demás son rachas. 

 

El hecho de ser zurdo seguro que le ha dificultado el uso de la espada. ¿Dónde habría podido llegar de haberlos matado bien?
Es algo que nunca sabremos. Ciertamente,  ser zurdo y matar con la diestra no me facilitó las cosas en ese sentido, sin embargo hizo que mi mano izquierda con la muleta encandilara al público. He pinchado muchísimos toros, pero gracias a Dios no me he tenido que acordar de ellos porque fui capaz de subirme al tren cuando lo tuve que hacer, a base de darlo todo sin dejarme nada en el tintero. Y eso el aficionado lo supo valorar. Además, jamás he tratado de ser copia de nadie y siempre fui fiel a mi personalidad.

 

Y su idilio con los victorinos...
Soy el torero en activo que más corridas ha matado de esta ganadería, por encima solo están Ruiz Miguel y Esplá. Hicimos un tándem perfecto, pues Victorino se había quedado sin sus toreros de referencia y a mí me marcó un antes y un después en mis inicios. El idilio creo que se basa en que los toros se acoplan muy bien a mi forma de torear, suave y sin brusquedades. Tanto es así que de las 16 cornadas que tengo, solo una es de un Santa Coloma.