Se trata de un solemne desfile barroco del siglo XVIII que en 1967 fue declarado "Procesión de Interés Turístico" por ser uno de los cincuenta desfiles procesionales más característicos y originales de España. Su peculiaridad radica en la inclusión en ella de pasajes y personajes del antiguo y el nuevo testamento. A pesar de la multitud durante el recorrido reina un silencio sobrecogedor y ayuda a crear esta atmósfera la tenue iluminación de las estrechas calles de su casco antiguo. Un silencio roto solo por el sonido de las cadenas.