Ninguna de las tentativas resultó exitosa para los delincuentes gracias a las prevenciones que tomaron los ciudadanos. La Guardia Civil, que se encuentra investigando los hechos, cree que los delincuentes estarían aprovechando las fiestas de las localidades para intentar conseguir su objetivo y crear una mayor conmoción en las víctimas. En este tipo de hechos, ha relatado el cuerpo, se recibe una llamada telefónica en la que el interlocutor hace creer a la víctima que tiene secuestrado a un familiar y le exige una cantidad de dinero que oscila entre los 2.000 y 10.000 euros.