El gran mosaico opositor

M.R.Y. (SPC))
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La promesa de Guaidó de convocar elecciones puede sacar a la luz un abanico de candidatos que rompa al antichavismo

El gran mosaico opositor - Foto: Miguel Gutiérrez

Juan Guaidó asumió las competencias del Poder Ejecutivo el pasado 23 de enero bajo la premisa de apartar del Gobierno al «usurpador» Nicolás Maduro y con la promesa de celebrar elecciones presidenciales en Venezuela «cuanto antes», al considerar que los comicios del pasado mayo son «ilegítimos y fraudulentos».

Hasta el año pasado, la oposición estaba unida bajo una alianza de partidos, la Mesa de Unidad Democrática (MUD), que integraba formaciones de diferentes sentidos políticos -liberales, democristianos, conservadores, progresistas y socialdemócratas-, pero un mismo sentimiento y objetivo: acabar con el chavismo.

Sin éxito, lo intentó dos veces Henrique Capriles, candidato en las presidenciales de 2012 y 2013. En la primera, perdió ante Hugo Chávez, firmando un 44,3 por ciento. En la segunda cita, consiguió un ajustado 49,12 por ciento frente a Maduro. 

Mejor le fue a la coalición en las parlamentarias de 2015, en las que se hizo con una contundente e inédita victoria, ya que se hizo con más de los dos tercios de la Asamblea Nacional en el primer gran revés que sufría el oficialismo en 17 años. Los opositores obtuvieron 112 de los 167 diputados en liza.

Fue ese triunfo el que comenzó a fraguar el final de la alianza. El chavismo inventó un Parlamento paralelo, deslegitimando al elegido en las urnas, y la MUD se empezó a fragmentar, principalmente ante el proceso de diálogo ofrecido por el Gobierno y ante el que unos partidos se mostraban favorables y otros no.

Al acercarse la nueva fecha de las presidenciales -mayo del año pasado-, la mayoría de formaciones de la coalición decidió boicotear los comicios, aunque la alianza ya estaba rota previamente.

Con Guaidó reconocido por una gran mayoría de la comunidad internacional, Maduro insiste en rechazar un adelanto electoral, pero el antichavista persiste en su idea de iniciar un proceso de transición que desemboque en unas elecciones. La gran incógnita es quién encabezaría a los detractores del oficialismo.

Y es que pese a que el presidente de la Asamblea Nacional se ha erigido como el líder de la oposición, un llamamiento a las urnas podría sacar de la segunda fila a importantes nombres del pasado de Venezuela e, incluso, habilitar a políticos que en la actualidad no pueden presentarse a unos comicios. Todo un abanico de posibilidades que podría abrir una fractura en el movimiento que quiere acabar con 20 años de mandato bolivariano.