Imanol Arregui, entrenador de Magna Gurpea, descubrió a Jesulito gracias a un vídeo. Lo citó en Irurzun para realizarle unas pruebas y rápidamente le convenció. El gaditano tenía apenas 18 años y afrontaba su primera experiencia lejos de casa y en la elite del fútbol sala nacional. Ocho años después abandona tierras navarras convertido en uno de los mayores talentos de la modalidad. La única espina del jugador: no haberse despedido sobre el parqué. Las lesiones le han lastrado, sobre todo, en esta última campaña. No ha podido disfrutar al cien por cien de la histórica campaña de Xota.