Con el firme propósito de dejar a las generaciones venideras un mundo ya no mejor sino, por lo menos, igual que el que conocieron sus padres, la comunidad internacional consiguió a última hora del pasado sábado en la cumbre del clima (COP24) de Katowice (Polonia) sellar las reglas que permitirán aplicar el Acuerdo de París contra el cambio climático.

Tras unas negociaciones maratonianas que se sucedieron durante 13 días, los representantes de los 197 países participantes lograron pactar el denominado libro de reglas que regirá la lucha contra el calentamiento global durante las próximas décadas. Un documento que incluye una referencia al informe científico que apela a la importancia de acometer cambios «urgentes y sin precedentes» para limitar el aumento de la temperatura del planeta a 1,5 grados, tras una gran controversia que amenazó con frustrar la cumbre.

Anunciado el acuerdo, el presidente de la COP24, el polaco Michal Kurtyka, afirmó que el trabajo durante la cita se había guiado por «un sentido de responsabilidad con la Humanidad y con el bienestar del planeta, que nos acoge a nosotros y a las generaciones futuras».

«Tenemos una serie de decisiones que hacen operativo el Acuerdo de París y que son tremendamente robustas», señaló por su parte la ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, quien valoró positivamente el texto consensuado. Para Ribera, esta hoja de ruta supone «un motor de cambio» que permitirá ir avanzando hacia una mayor ambición en línea con este informe científico de Naciones Unidas (IPCC, en sus siglas en inglés).