«Quería ver si el crimen brutal es la punta del iceberg»

SPC
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La novelista colombiana, figura clave en la literatura latinoamericana, presenta su nueva obra, 'Los Divinos', basada en un suceso real: la violación y el asesinato de una niña indígena en Bogotá

La nueva novela de la galardonada escritora colombiana Laura Restrepo, Los Divinos, está inspirada en un hecho real que sacudió a su país en 2016: la violación y el asesinato en Bogotá de una niña indígena de siete años por parte de un arquitecto de una familia acaudalada. Esta obra recrea un mundo propio para «escarbar» en la violencia contra las mujeres y resaltar que esos crímenes son solo «la punta del iceberg» de un problema más profundo y complejo. 

Las denuncias sobre violencia de género son una constante. ¿Ha aumentado el problema o es que ahora es más visible? 

No creo que haya aumentado, sino que se está denunciando y hay más voces. Está saliendo una cantidad de libros, la prensa le está poniendo atención y hay un señalamiento a una justicia patriarcal que no exige cuentas. Lo que revela cada uno de estos crímenes son sociedades donde la discriminación, la jerarquización y el desprecio son imperantes. 

Los Divinos está basada en un hecho real, pero con bastantes elementos de ficción. ¿Qué es lo adicional que ofrece la literatura para encarar un problema tan real? 

Si se escarba un poco aparece una cadena de maltrato a la mujer y entonces la discusión va mucho más allá del crimen mismo. Al protagonista me interesaba verlo desde la infancia. Me interesaba ver cómo son de violentos con sus madres, novias, esposas, amigas, o con las prostitutas. Ver cómo empieza esa educación en que a la mujer se la desprecia y maltrata y como eso está casi incorporado al aire. Por eso quería una novela interior, escarbar en la intimidad, ver si el crimen brutal es la punta del iceberg. 

¿También por eso está narrada desde un punto de vista masculino? 

Sí. La denuncia de las mujeres es más frecuente, pero la exploración de una óptica masculina es más difícil de encontrar. 

¿Y cómo ha sido la literatura escrita por hombres desde personajes femeninos? 

Hay grandes personajes, como en Madame Bovary (de Gustave Flaubert) o en Ana Karenina (de León Tolstoi). Pero normalmente la mujer aparece como víctima, seguramente como reflejo de una situación histórica. Luego hay cierta evolución y aparecen mujeres fantásticas, en pleno uso de fuerza, libertad, alegría, que pasan por encima de todo, como en Teresa Batista cansada de guerra, de Jorge Amado. 

La denuncia del problema ha tenido también contrarreacciones. Hay quienes afirman que hay supuestas ideologías ocultas en el reclamo y rechazan que exista la inequidad entre los géneros.

Es que para sectores enormes de la sociedad la conveniencia de que la mujer permanezca sometida es muy grande. Desgraciadamente, las religiones en buena medida han ayudado a difundir una imagen de la mujer de sometimiento. En el Medio Oriente tenemos casos extremos, pero por todos lados hay. 

Como en España con el caso de La Manada, como se conoce a los cinco acusados de violar en grupo a una joven y condenados por un delito de abuso sexual que tuvo gran impacto mediático. 

Es increíble. Cuando escribí mi libro todavía no había leído de eso y hay semejanzas que no son casuales, porque hay un tipo de modelo de esa conducta. Mis Tuti Fruti (en Los Divinos) son cinco también y hago varias alusiones a ellos como manada. Lo de España ha sido muy escandaloso. Los violadores están libres y las declaraciones de algunos jueces muestran lo hondo del desprecio a la mujer: «es que estaban de juerga».

¿Es la violencia contra la mujer parte de una violencia dirigida en general contra los más vulnerable? 

Hay una asociación entre el maltrato a la mujer y a los pobres. No es gratuito que Yuliana (la víctima del caso en Colombia) fuera de un barrio marginal y que el asesino se moviera con absoluto descuido. 

En México están los asesinatos de Ciudad Juárez, mujeres sin papeles, sin respaldo, impunidad total. Se juntan el desprecio por el pobre y por la mujer y además tiene profundamente que ver el racismo.