Serena pierde los nervios y la final

SPC
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La estadounidense acaba desquiciada y carga contra el juez de silla al ser amonestada por recibir instrucciones desde la grada y destroza su raqueta

El peor espectáculo de la exitosa carrera de Serena Williams tuvo lugar la tarde del pasado sábado -madrugada del domingo en España- en la final del Abierto de Estados Unidos, la decimocuarta que disputaba la tenista y en la que se medía a la japonesa Naomi Osaka. La norteamericana perdió el partido por 6-2 y 6-4, pero el resultado quedó en un segundo plano, ya que la deportista se enfrentó al árbitro y acabó desquiciada.

Una frustrada Williams, de 36 años, se echó a llorar al discutir con el juez de silla Carlos Ramos sobre dos advertencias: una por recibir consejo de su entrenador y otra por destrozar su raqueta después de que Osaka rompiera su servicio en la segunda manga y poner el marcador con parcial en su contra de 3-4.

La menor de las hermanas Williams, que buscaba conseguir el séptimo título en Flushing Meadows y el vigésimo cuarto de Grand Slam, llamó a un funcionario del torneo y discutió su caso, diciendo que los hombres la habían discriminado y no la habían tratado bien en las advertencias y el castigo con un tanto.

La jugadora mantuvo su punto de vista de que no hizo trampa y quería una disculpa, a la vez que sostuvo que no debería haber recibido una amonestación de un punto. La estadounidense, después de renunciar a su primera ventaja en el partido en un juego en el que cometió una doble falta dos veces, rompió su raqueta. Recibió un punto de penalización, lo que permitió a Osaka comenzar a servir el sexto juego con 15-0.

Después de darse cuenta de que ya había perdido un punto, comenzó a gritar a Ramos. «Me debes una disculpa», le dijo. «Nunca he engañado en mi vida. Tengo una hija y defiendo lo que es correcto».

También le espetó que su preparador le dio el visto bueno, que es «solo un ¡Vamos!». «No hago trampa para ganar, prefiero perder», le profirió. «Solo te lo digo. Me has robado. Eres un ladrón y un mentiroso. Me debes una disculpa», insistió.

Sin embargo, una grabación mostró a Mouratoglou haciendo a Williams un gesto con las dos manos, como diciéndole que avanzara, no ese «signo de aprobación».

Al acabar el encuentro, la tenista fue más allá, al acusar al juez de silla de «sexismo», ya que, a su juicio, muchos jugadores increpan a los árbitros sin recibir sanciones similares.