Un mundo globalizado y amenazado

JUANA SAMANES
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La plataforma Netflix ofrece la ficción 'Bodyguard', que ha sido un éxito rotundo en el Reino Unido, con más de 10 millones de fieles seguidores

Un mundo globalizado y amenazado - Foto: Sophie Mutevelian/World Producti

Quien la contempla habla bien de ella y algunos la llegan a calificar de adictiva. Nos referimos a la serie británica Bodyguard, que, desde que la estrenara Netflix España el pasado octubre, se ha convertido en una de las favoritas de los espectadores de esa plataforma. 

  Como la famosa película El guardaespaldas, con Kevin Costner como estrella, el protagonista de esta serie es un hombre contratado para proteger a una mujer importante. En concreto, un exsoldado, David Budd, a quien le asignan la misión de ser el escolta personal de Julia Montague, la impopular secretaria de Interior británica. Entre los méritos de su currículum figura el  haber salvado  un tren de una suicida terrorista que pretendía volarlo por los aires con todos sus pasajeros. Pero David, a pesar de su profesionalidad, tiene muchos fantasmas: separado, con graves problemas con el alcohol y con un TEPT (trastorno por estrés postraumático)  motivado por las experiencias que vivió cuando estuvo destinado en Afganistán, está a punto de romperse. La política, por su parte, es una mujer solitaria firme defensora de  ser contundente con el terrorismo yihadista, lo que le ha situado como objetivo de gente realmente peligrosa. 

La serie se ha estrenado en España tras ser un auténtico éxito en la televisión británica, con unos resultados de audiencia de los mejores en los últimos años que recuerdan los obtenidos en su momento por Dowton Abbey, en total más de 10 millones de espectadores la vieron en directo. Su creador es Jed Mercurio, uno de los primeros espadas del Reino Unido en la creación de series como Line of duty (también disponible en Netflix) o Bodies, aunque, sin duda, Bodyguard es la de más calidad argumental hasta el momento.  En la misma, la trama principal aúna política y  terrorismo,  bien condimentado con mucha intriga, sin olvidarse de la parte emocional: donde cabe todo desde unas complicadas relaciones familiares hasta escenas de alta tensión sexual. Aunque lo que más se agradece es su imprevisibilidad, porque es arriesgada en su desarrollo argumental. Nada es lo que parece. 

Conspiraciones políticas hemos visto desde hace años en series como El Ala oeste de la Casa Blanca, o recientemente en House of cards o Sucesor designado,  mientras espionaje y terrorismo lo hemos paladeado en la interminable serie Homeland (mejor en las primeras temporadas que en las últimas). Precisamente como en esta, Bodyguard coincide al tener un protagonista con problemas psicológicos, bien interpretado por Richard Madden, al que se le recuerda por su papel de Robb Stark en Juego de Tronos y el príncipe encantador en la película Cenicienta. Mientras que  Keeley Hawes encarna a Julia Montague en una actuación espectacular. Como hablamos de una producción británica huelga decir que el diseño de producción está cuidado hasta el último detalle, y que las escenas en el exterior se han rodado en los lugares más emblemáticos de Londres.

Otro de los aciertos es que la primera temporada se compone de tan solo seis trepidantes capítulos que tendrán continuidad, como suele ser habitual cuando una ficción funciona, y cuando se deja el final abierto. Esperemos que los acontecimientos  que nos depare la segunda tanda sean tan magníficos como los de ésta.